En un contexto en el que la transparencia y la ética se han convertido en prioridades para consumidores cada vez más exigentes, la Asociación de Empresas de Venta Directa (AVD) ha dado un paso adelante con la creación del Sello AVD. Este distintivo nace como respuesta a la necesidad de reforzar la confianza y proteger al cliente, mostrando de forma clara el compromiso del sector con la responsabilidad y la profesionalidad.
Compromiso ético
El Sello AVD es mucho más que una declaración de intenciones. Representa la adhesión de las empresas asociadas a un Código Ético común, inspirado en estándares internacionales y con una clara vocación de defensa del consumidor. Este marco de actuación exige a las compañías asociadas cumplir con pautas que van más allá de lo legal, incorporando principios de honestidad, claridad en la información y un rechazo absoluto a prácticas engañosas o agresivas.
Para el consumidor, este sello funciona como una garantía: significa que la empresa con la que está tratando respeta sus derechos, ofrece condiciones de compra transparentes y asegura procesos claros de devolución o desistimiento. En definitiva, es una manera de trasladar seguridad en cada paso de la experiencia de compra.
Supervisión y protección para el consumidor
Una de las principales fortalezas de las empresas que llevan nuestro sello es que no solo promueven valores, sino que los aplican de forma real y constante. Para garantizarlo, cuentan con mecanismos de supervisión que aseguran el cumplimiento de esos principios. Además, la asociación y sus empresas están adheridos a un sistema eficaz para gestionar quejas y reclamaciones, el sistema de arbitraje de consumo, lo que permite actuar ante cualquier incumplimiento del código ético. De este modo, el consumidor no está solo frente a posibles problemas, tiene el respaldo de una organización que se compromete a resolver cualquier conflicto de manera justa, transparente y profesional.
Este enfoque dota al sello de un valor añadido. No se trata únicamente de un distintivo reputacional, sino de una herramienta práctica que convierte la ética en un compromiso medible y verificable. Para las empresas, llevarlo supone asumir la obligación de trabajar bajo una vigilancia ética constante, lo que refuerza su credibilidad ante los clientes y también dentro del propio sector.
Un motor para el futuro
La creación del Sello AVD refleja el convencimiento de que la venta directa solo puede crecer de forma sostenible si se construye sobre una base ética sólida. La reputación de todo un sector depende de que cada empresa y cada distribuidor actúen con transparencia, responsabilidad y respeto hacia el consumidor.
Por eso, el sello no es únicamente un símbolo de confianza hacia fuera, sino también un recordatorio hacia dentro: formar parte de la AVD implica compartir un mismo código de conducta, mantener altos estándares y apostar por un modelo de negocio donde la ética es el motor que impulsa el futuro.
El Sello AVD sólo lo tienen las empresas asociadas a la AVD, la única entidad en España que puede aprobar su uso y expedir el Sello.